lunes, marzo 18, 2019

Lo que nos une



-Cuando une el amor pleno, en pareja, todo se torna armonía. Desde miradas cómplices hasta caricias que llevan al cielo. Todo eso, conforma lo que el sentimiento mutuo y recíproco anhela desde lo profundo: el amor verdadero. 

Por Gabriel Angulo González

Nada separa. Nada implica distancia si aflora en ambos la delicadeza del amor pleno. La unión que liga y es tan fuerte como inquebrantable. En ese marco, solo decir que nos unen nuestras miradas, nuestras manos que se enlazan fuerte, nuestros besos, nuestra ternura mutua, nuestros pensamientos, proyectos, ideas, panoramas, valores, convicciones, y esas ganas de estar juntos por siempre con fe de amor tan pura como un niño ante Dios.

Es algo bello que une a lo lejos y enlaza los corazones y almas a lo cerca. Si los ojos son la ventana del alma, entonces, veo mi reflejo en tus ojos cuando me miras. Las visiones se unen y no se desconectan. Activan el horizonte de nuestras mentes para graficar el anhelo arrigado en nuestra ilusión de vivir juntos.


Lazo afectivo

Cuando el amor une, no hay obstáculos.
Cuando el amor une, la motivación no se extingue.
Cuando hay amor, todo pesimismo transmuta a optimismo.
Cuando hay amor, las lágrimas son de alegría.
Cuando hay amor, la dicha de la felicidad mora en el alma y el corazón.
Y cuando hay amor, la pareja unida siente el vibrar comprometido con lo eterno.

La sintonía de frecuencias complementa la dicha. Pensamiento, palabra y obra confluyen en armonía.

La fortaleza es estable, la belleza es vida y el sentimiento es permanente.
El misterio de ligar es conexión a todo nivel: mente-cuerpo-alma.
El verdadero amor no encadena, libera.
El verdadero amor no presiona, fluye.

Estrella fugaz, señal celestial. Hasta los astros perciben la unión, conjunción de vida materializada en dos.

El pájaro mañanero anuncia el destino, cual heraldo que presencia el amor correspondido.

Duermes en mi pecho y el amanecer soleado nos dice buenos días. Contigo a mi lado, entiendo la felicidad y el motivo de vivir adquiere razón de ser. Cuando te veo sonreír comprendo que mi misión amorosa se cumple. La alegría que evocas conmigo no tiene precio y nos invita a querernos y amarnos cada día más. Quiero ser el ángel de tu felicidad, el guerrero amoroso que daría todo por ti, mi princesa celestial, my lady de la dulzura. Quiero que conmigo, olvides todo temor y que Dios ilumine nuestros pasos, corazón, mi cielo, mi amor.

Cual sauce cuyas ramas verdes emanan oxígeno, unidas casi de la mano, regalando dicha de vivir a humanos amados. El mediodía ilumina el día esplendoroso, la sombra se esconde, y solo existe el goce de almas en soberano manjar dichoso. ¡Dulce alegría! no me dejes ni de noche ni de día. Eres mi bendición. Amén. La mujer que llena mi corazón y el espíritu con fe, amor y motivación inagotable. Eres mi fuente inagotable de creación, amor y entrega.

El amor abriga más que una manta, cuando la unión única con la persona amada, cubre con su ternura la delicada entonación de caricias regaladas. El invierno no nubla, no moja con su lluvia ni retumban sus tormentas cuando duermo contigo, pues todo sonido y fenómeno natural se vuelve bello y hasta necesario: no hay frío, no hay temor, noy hay tinieblas, no hay desolación. Todo lo contrario, hay paz, serenidad, felicidad, ternura, comunicación y amor. Eso, más todo lo anterior, es lo que nos une, amor. //GA. 

No hay comentarios.: