sábado, abril 04, 2009

Nihilismo absoluto


Como sé nada, creo en nada. Sólo sé que nada sé, por tanto, nada creo. El vacío existencial que causa el pesismismo enraizado en lo profundo del alma, hace que la mente se convierta en un instrumento de las circunstancias. La vida pierde sentido cuando la realidad se deja caer por sí sola. El idealismo murió cuando los sueños se truncaron. El tiempo es tan remoto que no hay lapsos para acariciar al otro. La soledad asola como la mejor compañera mientras el cielo se nubla de placeres inalcanzables. La nada se manifista como un todo vacío, sin sentido. Si los racionales se adaptan al sistema social y los irracionales hacen que la sociedad se amolde a ellos, entonces, los últimos son los indispensables. La incomprensión sempiterna convierte el agua cristalina en un mar de abismos duros de socorrer. La información saturada no logra congelar las emociones inestables. Los otros esperan conductas predecibles y no saben que la empatía consiste en dejar actuar expontáneamente al prójimo. Ni las amistades calman la saciedad curiosa de lo inefable. Ellos ayudan a serenar las ambiciones imposibles. Cuando se pierde la capacidad de asombro, hasta la muerte se convierte en algo monótono, que aparece, a veces, en momentos inesperados. No se trata de depresión o tendencia al suicidio, se trata de absober la vida tal cual es con sus matices insoportables que pesan muchos y a la vez nada. Las paradojas confunden el andar. Es algo personal, pero al ser humano lo liga la conciencia, por ende, los que siento se extrapola a toda la humanidad. Ricos y pobres no tienen lo mismo, no obstante, sienten lo mismo. La feliciad no se construye con materialismo: converge cuando se consigue lo que se quiere y eso es pasajero. La esperanza muere, pero renace, porque siempre es temprano para volver a empezar. Crear, sonreir, llorar: aspectos de la vida tan simples, que son infrecuentes. Me dibujo en mi mente y no me asimilo. Cohabitan seres ajenos a mí, pero que me pertenecen. No es locura, deliro o esquisofrenia, ni menos bipolarismo que ventile cierta patología mental; es simplemente reconocerse tal cual uno es, pero que, a la vez, es algo indescriptible por lo complejo de los labertintos internos. Ser de una sola línea es mejor que divagar con intrusos recuerdos. Mejor vivir minuto a minuto la caída de los cabellos y la suculenta mortandad del dinero que viene y va. El sistema es enfermo, tiene una enfermedad venérea; se transfiere de ser en ser como hábito celestino. Seguir igual. Hay un eterno retorno que, en el fondo, no es retorno, sino una constante fluctuación existencial. El ser inestable comprende mejor al resto, pero no a sí mismo. Será mejor dar vuelta la página para volverla a hojear el presente cuando retorne el péndulo de la nostalgia. Ahora vuelo, mañana duermo y días después vuelvo al trabajo de otros. Nihilismo absoluto.