martes, junio 28, 2016

Habemus equipo: No hay Alexisdependencia ni Vidaldependencia



Ya no es promesa; es realidad. Una verdad que cuesta creer, pero que es totalmente cierta. Hace veinte años nadie imaginaba que Chile ganaría dos Copas América seguidas. Nadie. Y es genial saber que los sueños deportivos, si hay compromiso, sacrificio y esfuerzo, se cumplen.

Ya lo decía Pizzi. El mérito va en la mente. En la cabeza de los jugadores y su mentalidad ganadora. Ganen o pierdan salen a ganar los partidos y eso es mérito de ellos, más allá del empuje que dieron los entrenadores desde Sulantay, pasando por Bielsa, Sampaoli y el actual.

Hay historia en deporte, sí que la hay. Los pueblos se organizan y compiten sanamente. Son batallas campales por ser campeón. No hay un objetivo guerrillero de matar al rival, pero sí quitarle parte de su honor al perder una copa. El nacionalismo se transparenta, pero con afanes deportivos, mientras se mantenga el juego limpio y la rivalidad no traspase la cancha de fútbol. 

Me siento ganador también. Soy chileno y sin nosotros, el pueblo ni la hinchada, ellos no existen. Lo dijo el propio "Care Pato" Díaz. Se deben a su pueblo como Selección. "La Roja" es la más aguerrida, pero trabaja para su gente. No están conformes con dos copas. Van por más. La Copa Confederaciones espera, y luego la Copa del Mundo de Rusia 2018.

No hay techo para esta generación. Es bueno que contagien con esa ambición sana a los propios compatriotas. Con esfuerzo, humildad, dedicación, pero por sobre todo con convicción, es decir, creer en lo que se hace: amar lo que se hace y hacer lo que se ama, mientras se disfruta del proceso, aún en circunstancias adversas, es el verdadero eslabón de los triunfos del equipo de todos.



Además, habemus equipo. Si bien la selección rinde mucho más con Alexis y Vidal en cancha, los futbolistas demostraron con Colombia que pueden sortear ese obstáculo, esa dificultad que les significa jugar sin sus estrellas, sin sus individualidades. Y en la final con Argentina tuvieron huevos, pasión, fe, convicción, entereza -entre otros atributos-, que exhibieron para sortear un largo partido y llegar a la tanda de penales, en el que "La Roja" brilló como lo hizo el año pasado, emulando dicho logro.

Erró Vidal y luego Messi. ¿Qué queda si fallan los estandartes de ambas selecciones? Bueno, los demás. Y si no juegan en Europa o en grandes equipos no brillan ni soportan la presión de una final. Mentira. Justamente, es ahí donde sale a relucir lo mejor de Chile. La camiseta bien puesta. Sus jugadores comunes ganan en cancha, meten goles, penales, encaran al rival y triunfan. Salen a ganarle a cualquiera que se les ponga al frente. Cosa que sus colegas de la selección trasandina no hacen; sólo brillan sus individualidades por separado, pero no hay equipo compacto, tal vez, se sostienen en la Messidependencia, como lo hacía en un tiempo el Barcelona del propio Bravo.


Punto aparte para Bravo. Bravo, que es bravo este portero del Barcelona. La "Mano de Dios" es de él, quien con una atajada magistral en el minuto 99 del cabezazo de Agüero, pasó a la historia como manotazo salvador de copa. 

Con su capitán, más fortalecido que nunca, Chile suma y sigue. Va por más. Ya lo anticipó el visionario Bonvallet, antes de decidir no seguir viviendo, el 06 de julio de 2015: "Chile será campeón mundial aunque ya esté muerto". Y quien encarna este discurso es Vidal y compañía. Es un grupo. Uno más uno son todos en la selección. El team ganador que no se conforma y luchará por más. !Gracias muchachos!