martes, febrero 26, 2019

Piel a piel



Por Gabriel Angulo

Con la chispa atractiva, el fuego de la pasión encendió el amor. No hay apuros. No hay tiempo. Algo late en ambos, más allá del corazón. Es el anhelo de estar vivos, en el acto mismo de amar. Los cuerpos se estremecen, quieren juntarse. La dicha del placer, la ternura del ser. La historia milenaria que se niega a perecer.

Ese sentimiento mutuo que entre dos surge y que es envidia hasta de los propios ángeles. El Altísimo es el testigo omnipresente del amor en todo su esplendor, en este mundo mundano de personas dispuestas a amar. Si Dios es amor, el hombre es el reflejo de dicho amor, en este planeta. Algo que debe cultivar. 

Todo parte con una mirada. Esas cautivadoras que se cruzan con devoción. Luego, la proximidad activada por esa misma cadencia de imán, los une: los invita a besarse. Tras ello, sucede lo que el instante llama. Las caricias bellas en pareja. 

Sol y playa. Escenario del verano. De la mano caminan dejando una huella de amor marina. La estela de la vida, la marca del destino. Cada paso es sendero por vivir y cada amanecer un día por conquistar juntos.
***********************************



La llama de la noche

Hasta que cae la noche. Esta se presenta en su esplendor. Los besos y las caricias adquieren protagonismo. Somos dos. Tú y yo, en el resplandor de la luna llena amorosa. 

Nos acercamos y acerco mi mano a tu suave rostro y lo acaricio. Miradas deseosas de placeres dulces. Tu cabello vibra. Nos deseamos. Es la llamada del tacto sutil, el cariño de piel a piel. Un beso desencadenó el resto.

Las palabras sobraban y la ternura se hizo dueña del ambiente. Ojos cerrados, luz apagada. Solo la luz del amor desencadenado estaba encendida. Besos largos. Caricias. Besos largos. Movimientos ondulatorios en alcoba íntima. Rica ansiedad alimentada por ahelo mutuo de placer intenso. Ruborizados, extasiados, iban encaminados al climax nocturno.

Toque de queda al amor. Golpe al estado placentero. Roces suaves y el sabor a piel cremosa de mi diva es maravilloso. El calor apaga el frío, ventana abierta música de fondo. Las ropas casi solas se desprenden. Las pieles se quieren tocar, las pieles se quieren amar. Están expuestas al instante preciso, la delicia sin desquicio. Nada perturba la ocasión, nada bloquea el sudor.

Te miré, te sentí y me reí.
Me correspondiste con tu mirada directa y tu sonrisa tenue. 
Me miraste, me sentiste y te alegraste.
Luego, como teatro del amor, nos recostamos a contraluz de las dudas. Tú y yo, nada más importaba.  

Entrega delicada en delicias sin fin. Besos carmesí: miel recibí y te di lo mejor de mí. Reciprocidad íntima en complicidad astrológica.

Dibujé las siluetas de tu cuerpo, mientras relajaba tu piel y tu mente. Cada centímetro probé, cada contorno rocé. Eras la musa que inspiraba el acto, el motor que arrancaba cada vez que emergía tu flor, tu suavidad acercando la intensidad sublime.

De la mano en el acto, poseídos en el trance, estábamos. Llegamos a la cumbre del placer, la cima del amor culminado en la sensación, entre el ser y no ser. Simplemente, vivos para vivir lo nuestro. Cuando llegamos al destino placentero, comprendemos mejor nuestra felicidad. De la mano, juntos, contigo Natalia Riquelme, vamos descubriendo día a día, esta ensoñación de amor que nos empuja a seguir descubriéndonos día a día.




  
************************************



miércoles, febrero 20, 2019

Estado de enamoramiento




Por Gabriel Angulo

No se ve. Se siente. Un estado de sensación original. El amor es el trasfondo que alimenta dicha circunstancia. Uno es con el otro, en una simbiosis plena de conjunción holística. Fusión amorosa, recíproca y plena. Llena de alma, cuerpo y espíritu. El enamoramiento en vida. 

Un 14 de febrero me recuerda que, gracias a Dios, no estoy solo. Tengo el privilegio de pololear y encender el corazón de una bella mujer, con hermosos sentimientos, valores e ideales. Además de ser hermosa, siente algo muy especial por mí y yo por ella. Es amor. Se llama Natalia Riquelme. Es amor. Lo parece y lo es. Mutuo. Único. Y estoy comenzando a sentir eso que llaman "enamoramiento". Es amor.

El famoso día de San Valentín. Se trata de una festividad cristiana que se celebra anualmente para conmemoración de las buenas obras realizada por san Valentín de Roma. Acciones vinculadas con el concepto universal del amor y la afectividad, vistos en la pareja. 

Como dice el cantante Rafael estar enamorado es caminar con alas en el mundo. Es sentirse flotando en entorno que percibes más bello. Y es que, "el amor es más fuerte", decía Juan Pablo II. Y sí que lo es, cuando estás enamorado. Sientes que eres la mejor versión de ti mismo, junto a la persona amada.

Uno respira más hondo. Suspira de felicidad. La vida se aprecia por su lado bello. Percibes la presencia de Dios en todo lo observado. Escuchas más fino al pájaro madrugador. Miras el arcoiris diario que no todos ven. Es ciego quien no se atreve a ver, y es consciente de percibir más agudo cuando el amor resuena en el espíritu. Primero, despoja todo temor, toda oscuridad. La luz te acerca al cielo celestial del Dios que es amor. Todo calza. Todo cuadra. La vida tiene un sentido. Una conciencia que se hace más consciente del entorno y del ser amado. Amamos lo que vemos concretar con la persona amada. Es aquella verdad que nos hace libres. El anhelo de siglos del ser humano que trasciende en vida.




Hubo una vez un niño que no sabía lo que era amar. Un día se acercó al mar junto a las rocas. Pidió al Altísimo aprender a amar, mirando el horizonte. Recibió como respuesta, desde su interior, un despertar armonioso. Supo que, cuando la mujer indicada entrara su vida, conocería el amor verdadero. Desde aquel entonces soñaba cada día que apareciera aquella mujer. Hasta que la encontró y con ella es feliz. Esa felicidad auténtica de la que hablan poetas y filósofos. Esa que, mezclada con la verdad de la fe, el amor y sabiduría, nunca perece.




Oda al cielo amoroso

Los ángeles presencian el amor consumado,
Sin menoscabo, de dos almas soñando y amando.
Juntos de la mano dejamos huella.
Esa que marca nuestro destino y forja el camino seguido.
Desde sus raíces los cimientos son sólidos, si el sentimiento es puro, el amor unido.
La comunión entre dos es la felicidad que regala la vida.
¡Oh cielo! Ven a mis brazos. Da paz al espíritu y ¡Qué Dios nos bendiga!
Nada nos separa. El tiempo y el espacio no tienen sentido.
El azulado del cielo cubre lo despejado de nuestras mentes.



Mujer, esencia natural

Ella es la doncella que habita el castillo de mi corazón.
La luciérnaga amorosa que ilumina mi alma y me llena de vida.
La reina de mis esperanzas y anhelos correspondidos.
Ella es suave y delicada. Sus ojos se funden con los míos y la mirada fluye por doquier.
No hay flores sin sol ni doncellas sin amor, pues a ella le di mi corazón.
Mis días tienen una nueva ilusión. Lo dulce del calor, la respiración en besos de candor.
Afrodita que cautiva los sentidos y envuelve la inocencia;
placer con elocuencia de mi venus enamorada. Que la eternidad eternice lo nuestro, un gran sentimiento de amor que no tiene fin.

El pétalo de roza no cae ante tu belleza, divina esencia, cuya naturaleza nunca marchita.
Ternura como delfín que emite ondas de amor, en oleajes sempiternos de la danza universal.
Creación en sí, das a luz como estrella supernova. Universo de materia oscura que transmutas a vida. Entregas y recibes amor como ángel incondicional de Dios. Eres la mujer que esperaba en mi vida. //GA.


martes, febrero 12, 2019

Un dulce comienzo



El desliz de sonrisas dejó abierta la puerta, en el atardecer. Miradas curiosas y latidos armónicos. Alegría dichosa en vaivén de caricia aproximada. El sol fue testigo del acto consumado. Un amanecer de un dulce comienzo, un abrazo del intenso equilibrio. El horizonte de una partida feliz sin retorno. 

Poe Gabriel Angulo 

Almas en cuerpos alumbrados, cuyo candor enciende el deseo, nivelando las anatomías. Cielo despejado, en cautiverio caprichoso. La llama se enciende y las yemas sienten al ser, percibido y atendido.

El impulso dulce y deseoso activa el despertar. Dormido estaba aquel, sumergido en el sentimiento asustado de la soledad. Besos, y los ojos cerrados. Abrazos en el mar. Pasión desatada. Almas que desean ser amadas. 

Nadie cubre la intimidad más que ellos mismos. Espacio de descubrimiento piel a piel. Etapa inicial, comienzo crucial. Oleaje de fondo, gente de mar en verano. Nada realmente importa más que ese instante. Presente. Aquí y ahora en ese monento. 

Cada segundo valorado es un goce disfrutado. Las venas fluyen más sangre del corazón bombeado por la armonía de la vida que empieza a nacer. Vez primera y lenta. Lo breve de lo bueno versus lo bueno de lo breve. Como último suspiro, que en realidad es el primero de muchos qur vendrán. Y si ya fue, es en un eterno retorno del placer amoroso de almas nobles, curiosas y deseosas. 

El doble cuántico de sensación primordial, esa que es creación y emoción. Piel suave y labios cremosos adornan lo percibido. Si el cielo azul con nubes parciales enciende la vida,  con luminocidad permanente, sus ojos son el reflejo de amor parcial que transmigra a permanente.



Entre miradas, risas y palabras su mirada cutivante prende la llama del corazón alegre. 

El árbol de la sabiduría es fuente de vida, cada día, aumenta en la ida, el amor hacia lo eterno. 

Un edén terrenal contruyen, un amor primordial difunden. Son dos ramas de un mismo tronco, almas contentas de un mismo entorno. Contemplan la ilusión con amor y devoción, configuran su canción con ternura y pasión.

Caricia franca y delicada, tacto amoroso de la delicia aplicada. Despejan caminos, liberan su mente, casualmente, transitan de la mano por senderos latentes. 

En su rostro, una flor pide florecer, cuando surge el cariño sincero y jovial, ésta emerge en plenitud amorosa, cuyos pétalos dibujan una alegría celestial que contenta el espíritu e invita al progreso genial de dos almas que sienten, al unísono, ese anhelo primordial.