martes, marzo 23, 2010

Paradójica idiosincrasia “chilensis”



¿Somos alegres, solidarios y a la vez oportunistas?

Las conductas ímprobas y, al mismo tiempo, virtuosas que salieron a relucir tras el terremoto del pasado 27 de febrero son manifestaciones que forman parte del ADN nacional y que configura nuestra idiosincrasia.

Rodrigo Larraín, sociólogo de la Universidad Central, plantea que cuando ocurre un desastre natural, todo deja de funcionar, por lo que “el comportamiento de las personas cambia para bien o para mal. En cuanto al saqueo, para algunos no era robo, sino una necesidad básica del momento dada la emergencia, y mucha gente lo entendió así, porque la catástrofe hizo redefinir los parámetros morales que se trastocaron en el sur”.

Se dice que la oportunidad hace al ladrón. En este caso, según Larraín, los chilenos no somos oportunistas, pues “si lo fuéramos seríamos un país desarrollado y estaríamos mucho mejor como sociedad. Tal vez haya gente sin vergüenza, que se aprovecha de las circunstancias”.

Pero el terremoto dejó al descubierto también que los chilenos son caritativos y alegres. Cualidad que sale a flote porque “en el fondo, somos apáticos y cuando ocurren estas tragedias nos volvemos locos ayudándonos, dándonos afectos, siendo solidarios, porque teníamos esa carencia afectiva”, cree el profesional, quien estima que con lo sucedido habrá un alza en la migración desde el sur a Santiago.

Mientras que su colega, Eugenio Tironi comentó en algunos medios que el saqueo "es un clásico de las catástrofes en todo el mundo, no una particularidad chilena”. La falta de bienes de primera necesidad, provocó "histeria y sicosis colectiva, desconfianza a la autoridad y se llegó a un momento sin Estado". Sin embrago, lo paradójico es que horas después “comienza a surgir la parte más noble de la sociedad, el espíritu solidario, que hoy es impresionante a partir de las zonas menos afectadas por el terremoto", agrega.

Estar alerta

Cuando ocurran las réplicas, lo ideal es mantener la calma, actuar de forma racional y no infundir temor. “Es natural que la gente se descontrole, pero tampoco puede dejarse llevar por la paranoia que crean los rumores infundados que circulan irracionalmente, ya que ello puede ocasionar graves situaciones de violencia. Es necesario mantener la cordura y el control para poder actuar racional y criteriosamente frente a la situación que se presenta”, comenta la psicóloga de la Universidad Andrés Bello, Lucía Godoy.

Todos coinciden en que la necesidad y desesperación nos pone incivilizados, pero que finalmente la mayoría de los chilenos tienen la esencia de ser un pueblo esforzado, optimista y amigable. Algo que quedó demostrado con el éxito de la última Teletón: “Chile Ayuda a Chile”.

sábado, marzo 20, 2010

Clic sempiterno


Son eternos los tiempos en que uno se refleja a sí mismo, como cáscara de un fruto podrido ¿Acaso el amanecer prodigioso de la cordura tiene cara de afán? Creo que sí. No importa si lo grande se vuelve pequeño cuando la mente percibe de forma distorcionada. Nadie miente y, a la vez, todos mentimos. Oráculo de sabiondos. Comentarios apasionados. Cada quien con su discurso, cada quien con sus desmanes. Nadie hace las cosas por uno. Ni siquiera cliclear con el mouse... Me muevo por aquí, me muevo por allá y no hay ni un solo animal del cual aferrarme. Carcomo los días, someto el hedonismo a mi malestar interno. No lloro ni pienso, únicamente, me concentro en respirar la sabia de la manzana verde. El árbol ya creció. Ni siquiera dio frutos de canciones nostálgicas. Asumí la derrota de mi victoria. Apagué la luz de mi conciencia, pero, al mismo tiempo, enlacé mi espíritu con el pensamiento universal: conecté mi cable con el cosmos e hice clic en la conciencia divina. Nada es para siempre. Pero lo efímero lo convierto en imperecedero, cuando de lo simple acomplejo lo descalibrado del momento cursi. No añoro las porquerías; las consumo, porque el sistema me tienta. No hay escapatoria. Los diarios hablan de lo que pasó. Como decía el escritor portugues, José Saramago: "Los medios de comunicación se alimentan de conciencia". Por ende, quienes trabajamos en ellos, debemos despojarnos de los subjetivismos negativos que perjudican la calidad informativa. Debemos ser capaces de amasar los datos, procesarlos y transformarlos en información de calidad para los receptores. O sea, si hablamos del terremoto, de "Bombo" Fica o del "Feña" González, debemos aplicar la misms rigurosidad con la que un cirujano opera a su paciente. No hay reglas, pero sí, estilos sobresalientes en el periodismo escrito. Si hay que ser como las ratas, creíbles y además, tener un talento mínimo con la pluma literaria, entonces, el desafío es aún mayor, cuando lo que uno escribe se publica en Internet. Lo audiovisual se conjuga con los textos. Cada elemento forma parte del todo alineado en la superficie del portal web. Cada noticia sobre reconstrucción de Chile, sobre la pobreza, sobre el Mundial de Fútbol, sobre Obama o lo que pasa Japón, abundan por doquier en múltiples plataformas que simultánemente están a disposición de todos los que están conectados a este mundo globalizado. Hablo obviedades, pero que son verdades. Pocos ven más allá de sus ojos; yo soy uno de ellos. La verdad está dentro de uno. Lo externo existe en cuanto lo pensamos. Cuando pensamos algo, le damos vida después. Como constructores de la realidad, cada línea editorial mediática está controlada por la manipulación maliciosa de los dueños. Donde hay competencia, hay envidia. Donde hay envidia, ambición y si no podemos ser coopertativos con el resto, nos convertiremos en esclavos del sistema. Si a los famosos les pasa algo, ahí están algunos medios para hablar de ellos. Mejor dedíquense a relatar historias de interés social....Por eso, cliqueo aquellas páginas que valen la pena, cuyos contenidos te hacen reflexionar sobre lo que está pasando de verdad.

miércoles, marzo 03, 2010

Terremoto de la conciencia



Tiembla sudor. Tiembla razón. La mente como un remolino mezcla imágenes del pasado con las de un presente devastador. La naturaleza cobra revancha y ataca al hombre descuidado que habita el planeta tierra. Son movimientos con cierta sintonía, con cierta frecuencia. Cada cierto tiempo en Chile, la consigna "la unión hace la fuerza", nos vuelve a unir para sacar a relucir lo peor y lo mejor del ser humano-chileno. El arte de saqueo se practica por delincuentes y también por cuidadanos resentidos-y no tanto-que desesperados buscan atacar al sistema vulnerable, que tanto dolores de cabeza les ha causado por las deudas que adquirieron para obtener bienes materiales que ahora, después del siniestro telúrico, puede sacar gratis de las bodegas de los grandes supermercados. Así somos los chilenos. La oportunidad hace al ladrón, pero para un chileno promedio esas oportunidades se van haciendo habituales, sobre todo, en momentos de mayor dificultad, cuando ronda la inseguridad y el temor. Pareciera que está dentro del ADN social chileno, aprovecharse de las circunstancias. Puede ser una virtud si se aplica para el bien, pero tiende a primar en lo negativo, porque así se hace más reconocido, llama más la atención. En el fondo, es más fácil destacar en la malicia que en la bondad. Y eso es algo que lo chilenos saben de memoria. Este terremoto del bicentenario, nos recuerda lo que somos: un pueblo con identidad deteriorada que, a partir de lo que ofrece la globalización, busca ser desarrollado. Pero no somos tan malos. Cabe destacar que el factor desigualdad social juega un rol preponderante, al incentivar a los más desposeídos a robarle o quitarle a los de "arriba", lo que le pertenece a los de "abajo", porque los primeros se hiceron ricos a costa del trabajo de los segundos. El sistema capitalista permite tal situación. Al menos, eso cree el que saquea sin miramientos. Es un resentimiento social, pero también es una manera de burlarse del sistema....Entonces, aparecen los militares para restablecer el orden y la seguridad. La mayoría aplaude. Pero esos mismos que aplauden son los mismos que después condenan las violciones a los derechos humanos. En Concepción hay un caos, un terremoto social, es cierto. Pero habrá que ver hasta qué punto la presidenta Michelle Bachelet tolera terminar su mandato con fuerza del Ejército en una zona,
declarada en toque de queda. No estoy seguro de si su conciencia, lo podrá soportar. Por eso, digo que este es un terremoto de la conciencia. De la conciencia del que saquea, de las autoridades, de los afectados, de los que no les sucedió nada, de los famosos que se cuelgan de la desgracia ajena para venderse como solidarios y la de Dios, que tanto castiga a mi pueblo.....Atodos ellos, les digo: "lo que no te mata te fortalece". Así que, Piñera cuidado con abusar de la reconstrucción del país, dejando a los ´milicos´en las calles por más tiempo del que se debería. No justifique la represión para reconstruir el país. El tiempo, que lo cura todo, pondrá a prueba el coraje nacionalista-sionista del futuro mandatario. Que la paz del orden vuelva a reinar en el Chile sísmico.