viernes, julio 14, 2023

Murió Kundera -y con él-, la idea de que lo insoportable es la levedad

                     Milan Kundera (1929-2023) 

Hoy, al contrario de lo que pensó en los 70` y 80`, el escritor checo, Milan Kundera, recientemente fallecido a los 94 años, la gente, en la actualidad, busca más levedad que peso, más cosas light, que complejas, relaciones pasajeras a compromisos duraderos, soluciones fáciles a difíciles, caminos fáciles a pedregosos, éxito fácil a trabajado. Lo insoportable -hoy- es proyectarse en el futuro, asumir una responsabilidad pesada, un compromiso eterno, con el peso que ello conlleva en el ser, el ego, la existencia y la vida. La gente vive el presente. "Siempre es hoy", decía Gustavo Cerati, en su letra de canción Cosas Imposibles. El presente es poder, dice Eckhart Tolle. El pasado ya fue y el futuro lo construimos hoy. La relación amorosa de Tomás y Teresa no es insoportable, es válida. Todo se entrelaza. Que dure lo que tenga que durar. No hay dolor. El apego murió con el autor de La Insoportable Levedad del Ser, quien también nos regaló magistrales obras que recomiendo leer: La Ignorancia, La Inmortalidad, La Despedida, La Lentitud, El Libro de la Risa y el Olvido, La Vida está en otra parte y La Fiesta de la Insignificancia, por nombrar algunos que leí que recomiendo, de todas maneras, como lectura obligada de novelas filosóficas, que siempre e dejan un mensaje profundo que remueve tus propias creencias y te hacne reflexionar. 

El desapego, en occidente, se confunde con hedonismo. Placer por placer. Disfrutar con dinero, que es la clave del éxito hoy. Con eso de estar en el ahora, pero sin vivirlo, como si fuera el último. La gente más bien vive en el postmodernismo caótico, generado -o degenerado- por ideologías superfluas de la autopercepción exterior, sin cuidar lo interior, que es lo verdadero y eterno en nosotros: la conciencia. Lo interior se camufla en asfaltos de falsedades aparentes para obtener poder, el que no es duradero. 

La sociedad y el individuo ya soportan lo leve. Hay tanta información disponible, tanta diversidad en democracias vivas, que la verdad es que la identidad la construye el propio sujeto con fuentes idóneas y otras no tanto. Las parejas se casan menos y tienen menos hijos. La población esta envejeciendo, y con ello, las viejas ideas estandarizadas de lo racional, justo, sensato y lógico. El sentido común es menos común de los sentidos, porque cada cual a su arbitrio interpreta la realidad como se le antoje. El peso es lo insoportable, hoy por hoy, por lo mismo. No hay lazos fuertes y duraderas. Hay crisis de credibilidad en la religión, la política y en las instituciones de los Estados. Los credos mueren o transmutan a nuevas formas de ver la vida, no solo desde el ámbito de género, sexual, celestial o legal, sino que de sistemas de orden local, nacional y mundial. La tercera guerra mundial ya comenzó dicen algunos. Las guerras se perdieron al momento de generarse, porque nunca tuvieron razón de ser. Las minorías se convierten mayorías circunstanciales, y eso, relativiza la existencia, aunque si todo es relativo, da lo mismo. No hay una visión de hacia dónde queremos llegar como humanidad. 

La autodestrucción tendrá lugar o los cambios serán para mejor. Lo único estable y permanente es el cambio, hay que sintonizar con aquello. No dejar que la IA se apodere del hombre. La tecnología debe estar al servicio del hombre y jamás superarlo, de lo contrario, de la poca humanidad que nos queda, lo artificial será lo real y lo humano será un vago recuerdo. Lo divino está en pie, pero también se derrumba. Lo fácil, lo divertido, lo tecnológico es leve. No hay pesadez en vivir el día a día. No es insoportable la levedad cuando la flojera abunda, el compromiso real escasea y ineptitud aumenta.

El amor no queda. El amor a nosotros mismos, al individuo, al consumismo que me consume. Al ratón de laboratorio que muere para que los clones sean humanos, alguna vez y habiten la tierra. Humanoides con IA, dispuestos a morir. La vida artificial tiene muerte artificial. El hombre construirá su autodestrucción. La salvación al apocalipsis es emigrar a otro planeta o morir en el intento. 

Estar presente en tu sitio es correcto, desde el punto de vista, del ahora. Siempre es hoy. Jamás miras desde el pasado lo que vives en la actualidad. Obviedad de emociones futuristas de legados innovadores. Hay que resolver problemas. La mente los construye. Hay que trascender. "Lo que más me sorprende de la humanidad son los hombres, que pierden la salud para juntar dinero y luego pierden el dinero para recuperar la salud. Y por pensar ansiosamente en el futuro no disfrutan el presente, por lo que no viven ni el presente ni el futuro. Y viven como si no tuviesen que morir nunca, y mueren como si nunca hubieran vivido", dijo una vez el Dalai Lama.