viernes, enero 16, 2015

No conducir



Rabia en sus venas. Transpira sudor y resignación. Un reflejo del hastío rutinario; su rostro. "Abre la puerta po`´agilao`", escucha a diario. Los pasajeros lo agotan. Cuando falla el Metro, el estrés se triplica. Los genios se enardecen, se empujan, se contaminan. Los barristas rompen los vidrios de la micro y la desmantelan. Quisiera arrancar, dedicarse a otra cosa. Pero si él no maneja, ¿Quién lo hará? No aguanta más. Una tarde cualquiera detiene el transporte, se baja y se va. Tras de sí, escucha los reclamos de gente tanto o más apestada que él. Decide no conducir más.



sábado, enero 03, 2015

Mendigando atención


Día nublado, contaminado. Asfalto bajo los pies. Su vida: una fotografía en blanco y negro. Los colores ya no existen. Sentado en desamparo y suciedad. Observa a la gente, pasando en pleno centro. No lo perciben. "Quiero una moneda", repite como mantra. Convive con sonidos de pasos, bocinas y murmullos. Una cajita de cartón acoge lo obtenido. Se compra un pan con jamón, y un vino tinto para el frío. Trascurre la jornada, hasta que ya no da más. Se duerme ahí mismo. Su vida: un espejo de lo no vivido. La urbanidad gris espera mañana la misma rutina.