lunes, octubre 07, 2019

Florece la primavera amorosa


-Late que late, el corazón a mil. Suspiros de amor con devoción adornan el tierno resplandor del amor engendrado. Dos se aman, dos se ilusionan y la vida se presenta en su plenitud. Florece primavera, florece el amor y la emoción de cada canción se siente como goce sublime.

Eres luciérnaga de mi conciencia, el foco que surge y guía el fondo de mi ser.
El foco es estar contigo, y disfrutar cada amanecer... y atardecer. La vida continúa a tu lado. El sentido se construye en el andar de la mano. Ya nos conocemos, ya nos gustamos, queremos y amamos. El Altísimo es testigo del amor que nos une. Nos bendice desde el cielo y nos espera en el edén. Mientras tanto, nos pide que construyamos un paraíso terrenal para disfrutar la vida en comunión con el Señor.

Es una delgada línea que cruza los pormenores que -no por vagos-, menos trascendentes. La conexión lograda es genial. La armonía aplicada es indescriptible. Sientes que todo calza. Nada sobra. Nada falta. Lleno el vacío existencial, con presencia mutua y amorosa.

Cada amanecer en pareja es una bendición. Cada mirada cruzada, cada caricia, cada roce y sentir la respiración del ser amado, grafican la realidad íntima y realizada del amor puro.

Lo más bello es reconfortarte con mi abrazo. Hacerte sentir plena y feliz. Contigo en mis brazos, la paz habita en nosotros y se proyecta al futuro. El miedo se aleja, la angustia se entierra y solo la alegría dibuja tu sonrisa, de par en par.

¿Qué es una flor? Es un ser puro, bello y único. La creación de Dios alcanza su magnitud en ellas.
¿Qué es una flor? Lo femenino de la naturaleza, lo sensible de lo externo, lo sublime del universo.

Jazmin, eres. Rozas eres. Girasol eres. Iris y clavel a la vez. Y cada pétalo de tu rostro es el frágil relleno de belleza de mujer flor. Toda caricia estimula su estadía en el mundo, petrificada en tu mirada sonrojada con la timidez mezclada con pureza digna de una elfa. Eterna por nacer. En cuanto mueres, vives. Otra dimensión dimensiona tu existir...en el más allá de tu mirada está mi eternidad.



Las hojas llegan a ser flores, si habita en ellas, amor; y las flores llegan a ser frutos si se cultivan y mantienen, con amor. Es decir, que algo crece y se transforma en algo mejor si se desarrolla con amor y entrega, lo cual, en el caso de una pareja, implica llevar una relación a una fase duradera, plena y con cimientos sólidos. No desprendes sonidos. Tu don es tu silencio. Adornas el medio ambiente no intervenido por el hombre terrenal.

La cándida sonrisa que desprendes en ti, es el vuelo de un pétalo de múltiples colores. Perteneces al jardín del edén. Especie única que existe en tu inteligencia sensitiva y ultra sensorial.


Prendes la oscuridad. De tu inteligencia emerge aquella flor; tu niña exploradora, la carmelita de tu convento, la santa de tu contento. La curiosidad sepultada en libros.//G.A.

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