miércoles, enero 02, 2019

Magia en el Valle del Elqui



-Si un lugar respira tranquilidad soleada de día y solemnidad fría de noche es es el Valle del Elqui. No es cualquier valle. Es uno ubicado en el norte de Chile. Específicamente, en la Región de Coquimbo. Si se conoce con amigos, la experiencia enriquecedora se amplifica a mil. Disfruta. Camina. Respira.

La sola presencia de uno allí te contagia de una magia especial, manifestada en su viento, sol y aire que refresca los pulmones y te hace sentir puramente con tus sentidos el majestuoso entorno bello. Aparecen viñedos, cactus, tierra fértil y no tanto. Sectores más cercano a la cordillera de Los Andes y otros más próximos a La Serena. Así es el Valle.

Por Gabriel Angulo González

Cuando, encima, te acompañan compañeros de aventura, la experiencia de estar allá se enriquece al 1000%. Es decir, se multiplica por 10 esa sensación casi trascendental, que todos buscan en paz.

Uno, en soledad, disfruta igual, pero con otros se amplifica la belleza del panorama observado. Un lugar mágico es el Valle. Si la magia se define como algo oculto que sale a la luz, a través de un mago; pues bien, el Valle muestra esa magia, esa mística de aire rico por si mismo, que llena el alma y contenta el espíritu. Los magos somos nosotros los aventureros que recorremos sus territorios y miramos de noche su cielo estrellado. Descubrimos lo que tan oculto no está si eres observador.

Las comadres de aventura -Pali, Edith y Coté- dijeron cuando partimos el recorrido de trekking: "¡Qué maravilla este lugar!". Y avanzamos a pasos agigantados. Un pequeño paso para nosotros, pero uno grande en la voluntad. Sobre todo, de alguien con experiencia que rejuvenece en este lugar. Que viene de Montevideo. U otro de Europa, de una ciudad parisina tan lejana, cuyo visitante acerca su esencia al Valle.

Cuando llegas a la cascada oculta refrescas la ida. Si es que antes no te diste un chapusón en el Puclaro. Uno se refresca y puede absorber en parte el calor del lugar bañándote con esa agua. El embalse Puclaro, en sí, está situado sobre el antiguo pueblo de Gualliguaica.

Su construcción se inicia en agosto de 1996, y el 15 de octubre de 1999 se inició el llenado del embalse. Lo anterior, a pesar de las pérdidas causadas por los temporales de agosto de 1997, que alteraron el plan de construcción. Técnicas aplicables a grandes presas determinan la capacidad del Embalse Puclaro en 200 hm³ al día de hoy, permitiendo una adecuada seguridad de riego a 20.700 ha aprox., lo que significa más que duplicar el área regada antes de la construcción de la represa.

Esa piscina enorme, por decirlo de alguna forma, colorea el paisaje hermoso. La guinda de la torta somos los observadores. El viento su testigo, además del sol radiante que quema, pero no tanto si vas con bloqueador. Caminamos más de 6 horas de ida y vuelta. Pero valió la pena cada paso dado. Éramos cinco.




La guía turística, María José, es "seca". Conoce el lugar como la palma de sus manos. Además, de contar la historia del Valle y esa zona (Mientras yo dormitaba), imaginaba cómo era la vida de los pueblos precolombinos y luego su adaptación a la amenaza del imperio Inca y de los diaguitas. El famoso "jarropato" se me viene a la mente como artefacto de greda, que se usaba como utensilio de alimentación para guardar agua o jugos especiales que seguramente preparaban. Además, los pueblos antepasados del lugar debieron hacer frente a la sequía con formas de agricultura de secano y escalonado en cerros. Adaptación algunos lugareños preservan en la actualidad.

El tiempo no cubre la mística del Valle. Sea en este sitio o más arriba, el embalse tapa un pueblo fantasma, pero cuyo aroma y legado natural sigue aflorando en las cercanías. El Valle no se acabará nunca. Seguirá floreciendo, pese al desarrollo poco sustentable de la Región de Coquimbo, con mineras como El Indio y Los Pelambres poco responsables ambientalmente. Como sea, el Valle con su gente, como la "Coté" que ama el lugar y por eso lo comparte con turistas o amigos, seguirá vivo con esa mística y miles de nosotros iremos, y los hijos de nuestros hijos también, dado que como el Valle no hay dos. Hay otros, pero con otra mística. La del Valle del Elqui sigue intacta en el mismo pueblo de Vicuña, alrededores y cada centímetro del terreno seco, pero fértil. Frío de noche y caluroso de día. 

En sus contornos Gabriela Mistral forjó su poesía, tan mágica y única como el propio Valle. Si eres de Chile y no estuviste ahí, eres chileno incompleto. Edúcate, viaja y conoce el Valle, porque: “La educación es, tal vez, la forma más alta de buscar a Dios”, decía Mistral. Los de afuera, muchas veces, valoran más nuestro propio territorio. “El mundo fue más hermoso desde que me hiciste aliada, cuando junto de un espino nos quedamos sin palabras ¡y el amor como el espino nos traspasó de fragancia!”, dice la poetisa. ¡Sigue vivo en la memoria y las tierras del norte chico, querido Valle del Elqui!/ NV.


2 comentarios:

EDITH dijo...

👏👏👏👏BRILLANTE!!!! ASI LO VIVIMOS. INOLVIDABLE EXPERIENCIA!!! CHAPEAU AMIGO CHAPEAU!!!!!

Anónimo dijo...

Gracias Edith... Fue genial el lugar y conocerte a ti y a Chapeau