sábado, agosto 06, 2016

De la percepción extrasensorial



Cuando los sentidos se expanden, el ser humano es capaz de percibir con mayor amplitud. Puede captar sonidos, imágenes, olores, superficies con tonos disimiles, que se complementan. Tener agudizados los sentidos potencia el grado de conciencia que tiene una persona respecto de su realidad. Mira con ojos más grandes; su espectro de percepción aumenta y abarca connotaciones de estado, que un hombre promedio no alcanza.

Máxima concentración


Para llegar a ese estadio de la conciencia es necesario llegar a la máxima concentración mental, emocional y física. Eso se logra, básicamente, con meditación o alguna droga psicoactiva, que refuerce la glándula pineal de un sujeto curioso de su mundo interior.


Se despiertan los sentidos. Las asociaciones mentales y neuronales se activan al máximo. Cuando el alma está feliz y calmada es capaz de que relajarse al punto de matizar cada detalle de la realidad, como si fuera la creación misma. De hecho, se da cuenta que es la creación misma del Altísimo. Hay un universo, un motor que mueve todo cuanto cambia en la materia y a nivel particular con las energías oscuras, visibles y cósmicas. En la piel llevamos los poros de la creación. Desde la explosión del Big-Bang, que estamos conectados. Si de una partícula se formó todo, entonces, de ese todo, todos formamos parte, por extensión.

Más activo   

La existencia se mide en percibir que uno es vivo. El alma, depositada según Descartes en la glándula pineal, habita en un cuerpo que es consciente de que vive. Puede parecer obvio que esta capacidad del hombre que siente no es algo extraordinario. Sin embargo, la percepción extrasensorial o ultrasensorial, ocurre cuando el cerebro está más activo. Vale decir, libera hormonas como la serotonina o melotonina, que regulan la felicidad y el sueño, respectivamente. Si una persona es consciente, "sueña despierto" o medita profundamente, al parecer, transmigra a un estado perceptivo más completo. Más que una experiencia psicodélica, es una realidad mental ampliada por estas hormonas. Si un alucinógeno hace efecto, es porque enciende la capacidad de esta glándula y el cerebro no sabe distinguir si se está despierto o dormido. Una persona, claramente bajo estos efectos, está despierta, pero escucha más fino, ve más  agudo, siente más en detalle y olfatea esencias que cautivan el espíritu. Siempre y cuando, la persona disfrute el estado, no se atrape en la negatividad, ni distorsione su entendimiento. 


En estado normal, se puede lograr eso con la práctica de la meditación. La idea es hacerlo con cierta frecuencia. Ojala tres o cuatro veces a la semana, en sesiones de media, o una hora. Se desconecta de lo mundano, lo material, los pensamientos negativos, las preocupaciones, dolores o alegrías. Sólo está el sujeto, como ser pensante, en el aquí y el ahora del presente, que es consciente de que piensa. Es ese su verdadero ser y no el que otorga el ego, a través de los sentidos, o lo que la gente percibe como construcción falsa de un personaje que ocupa un estatus y un rol determinado. Ese es el falso yo del cual no debemos identificarnos si queremos ser verdaderamente felices. El verdadero yo está dentro de uno. No buscar afuera lo que ha estado siempre dentro de uno.

Cuando veo la voz de la guitarra que comunica por sí sola. Cuando tumba el ritmo del bajo la sintonía de la vida y los compases que ésta entrega; cuando siento el aleteo de los dedos sobre un teclado, que tocan frecuencias de sonidos espaciales; cuando la batería salpica chispas de partículas subatómicas y cuando una voz fémina o cálida transmite lo angelical de lo eterno, es cuando comienzas a ser más consciente de una realidad apasionante, bajo el fuego de los sentidos amplificados. La evolución humana, desde mí perspectiva, se encamina a despertar su conciencia para ser más humanos, más empáticos, telepáticos, simpáticos y mediáticos. 

Los invito a descubrir el silencio en el ruido, la paz en la guerra, la luz en la oscuridad, la imagen en el caos. Así como el blanco incluye todos los colores, el silencio abarca todos los sonidos del universo. Meditemos. Oremos en meditación. Mantra. Amén. Soy. Estoy. Colores. Paz. Silencio. Ecuanimidad. Gracias. Verdad. Vida. Namasté.


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