lunes, julio 03, 2017

ERROR no Forzado...en una final



Humano es errar. Se aprende de las caídas. Lo que pasó hoy con Marcelo Díaz no es para crucificarlo. Quedará marcado para siempre en su vida y en la historia de nuestro fútbol. Sin embargo, duele más una derrota por un error propio-más encima no forzado-, que en base a méritos del rival.  

A Chile le faltó la contundencia. Lo dijo el equipo y el DT de la selección. La misma que tuvo con Argentina en las dos finales ganadas, y frente a Portugal en la semifinal. No hay triunfos morales, simplemente perdimos. Jugamos como siempre y perdimos como nunca. No sacas nada con tener un dominio del 60% y más de 20 llegadas de peligro al arco contrario, sino sabes transformar esa ventaja en gol. Mejorar algo, entonces, al 100%: poder de finiquito.

Ante lo anterior, sólo queda decir: "¡Vamos Chile!". No se acaba el mundo, ni nada por el estilo. La gente va a trabajar, gana Piñera y la contaminación atmosférica es la misma en Santiago. La diferencia es que hoy el té y la "Marraqueta" tienen un sabor distinto. Un "team" de verdad mojó la camiseta hasta el último minuto, aunque eso no fue suficiente.

Me quedo con la entrega del equipo, con la capacidad de agruparse y conformar, prácticamente, una familia. Y nadie va a creer en ellos si ellos mismos, y sus cercanos, no lo creen.

Tal vez, algunos pecaron de soberbia antes de la final, al decir que si ganaban eran los mejores del mundo. Otros, muy relajados, criticando a la prensa y señalando que se valore más a la selección. Esas palabras debieron ser emitidas sólo si se es campeón. Así, nadie te puede decir nada, dado que eres campeón. Decir antes eso, fue morderse la cola, y eso da pie a burlas, memes, críticas y que se saque en cara eso.

Igual destaco la mentalidad ganadora de Vidal y compañía. Se creen el cuento y que son capaces de ganar una copa. Ganaron por eso dos finales. Una copa más, una copa menos, Las vitrinas de la historia verán a Chile finalista y no campeón de la Copa Confederaciones-2017.

Primó la táctica fría alemana por sobre la gambeta, pasión, corazón y ganas sudamericana. Como sea, los "Teutones" supieron liquidar, haciendo tiempo, faltas, defendiendo con cinco jugadores en el área chica. No les importa nada con tal de ganar. Llega una vez y hace el gol. O el rival se equivoca una vez y ellos lo aprovechan y lo transforman en gol. Ganó la selección joven, cuyo técnico supo transmitir su mensaje y experiencia.

Queda esperar otra final soñada. La fe sigue intacta. Un error no forzado no mata todo el trabajo hecho por esta generación por más de diez años. Ha seguir creyendo que el próximo año se nos viene el Mundial de Rusia-2018. Y Chile-por qué no-será campeón.













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