viernes, febrero 19, 2016

Paradoja gravitacional: la partícula de Dios que me ayuda a crear mi propio mar de nubes.

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Silla silenciosa

Me quedo quieto. Sé que deseo salir, pero no puedo. Cuerpo inmóvil. La apatía de una nebulosa caprichosa que no deja serenar la existencia. Estoy acá. Siento el momento. La fibra gravitacional que se mueve constantemente en el universo genera vida, muerta, creación y destrucción. Vive el ahora consciente, completamente, presente. Tu presencia total en el ahora te libera de angustia. Ser consciente de tu ser interior, te libera de todo mal. Los problemas los crea la mente. Me quedo quieto en movimiento. El silencio es el ruido cubierto de smog. Nadie es víctima ni tampoco inocente. Transcurren los días. El tiempo es efímero. Nada permanece. El sentido de impermanencia se detiene. Para seguir rotando. El espiral constante de la vida no tiene sacrificios. Universo totalizante que danza como luces espumantes. Niños revolotean ciudades espaciales. Son esas partículas invisibles a nuestros ojos, pero que, sin embargo, están en nosotros y en todo. Partícula de Dios que quita el pecado del mundo. Me ayudó a construir mi propio mar de nubes.



Nacer otra vez.


Time after time. El tiempo es retorno fijo. No hay futuro ni pasado; sólo presente perpetuo. La mente con su ego falso construye realidades que no existen. El renacer constante de reencarnaciones deja de tener sentido cuando tu alma se emancipa. Hay que superar esos karmas. Los karmas que se van cada día en las noticias; en el sistema neoliberal; en el comunismo; en el capitalismo. Le canto a la vida y lloro su ausencia.
Mira que chico destino. Mira que grande el río. Todo mar es cielo enmudecido. Todo cielo es mar espaciado. Las gotas sudan allá y acá. No obstante, sí y sólo sí, cada átomo se forma y deforma en sus partas, entonces, la sinergia conduce al caos sempiterno. No hay orden sin desorden. De hecho, no existe un orden que pueda ser concebido por los ojos de la humanidad. Humanizar a la humanidad es una tarea que debo planear. Si no hago nada tampoco recibo nada del universo. La consecuencia es la causa de lo que hice. Así como las aves provocan tormentas con su aleteo; del mismo modo, los hombres con su voz provocan desastres bélicos. O sea, no es cuestión de sentido. Estas palabras no tienen hilo coherente. Existen en cuanto son y se plasman en lo visualizado en este blog. La noche ilumina mi existir. Si en la oscuridad veo la luz de mi mente, es que supe activar el tercer ojo. La glándula pineal con forma de piña me llama a venir. Lo sigo y voy. Allá te encuentro. Vive dentro de mí. Cada cierto tiempo llamo su rescate. Viene la ambulancia mental. Esa que me relaja, desestresa y mantiene ecuánime. Recomiendo escuchar este sonido. Pincha acá....y aumenta tu inteligencia. 

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Onda; buena onda

Vibra que vibra. Ondas alfa, beta y gamma. Escucho el sonido. Vibran mis neuronas. Ondas internas que activan el cerebro y transmiten sensaciones, comunicaciones al cuerpo, al alma, al resto, en fin, a la vida. Acá es allá lo que aquí es atrás. Adelante se vislumbran sombras lumínicas. Capitán manda. Esclavo del asesinato otoñal. Ese que coarta la vida. Mejor no tener prejuicios. Mejor tener paz y serenidad. Se alcanza la alegría del ser cuando somos capaces de llenar el alma con voces tranquilas. Se termina la angustia con el desapego y se gana la batalla cuando no pensamos ni en futuro ni pasado. Vivimos el aquí y el ahora. El presente eterno. No hay más y cuando la conciencia se enciende deriva en que, a la postre, lo subliminal pierda dominio del 60% del cuerpo. Mandamos a nosotros mismos es el camino fiel a ser jefe. Pared diminuta. Piel hechiza. Nada transmigra. Polvo soy que mira fantasmas. Les temo, pero me observan y me doy cuenta que para allá voy. Danzaré con ellos si es que tengo pendiente algo en esta vida corta, en este recorrido de trenes submarinos. No hay oruga más fea que aquella que no se convierte en mariposa. Mejor ser la flor que atraiga, en lugar de ir en búsqueda de aprobación. El otro no limita mi existencia. El otro no duerme con mi mente. El otro no sabe quién soy. El otro es otro. Yo soy yo. No el ego construido por sortilegios sociales. Soy el pequeño buda de las noches cálidas, pues convierto el insomnio en meditación placentera. Transciendo cuando asciendo al cielo que imagino lleno de luz y paz en ni mente. Dibujo árboles caídos. Pero los que están de pie me cobijan para vidas posteriores a esta. Escribo por escribir. No sé quién me lee. Leo lo que escribo y escribo lo que leo. Es imposible ser del todo original. Siempre somos copia o cenizas de algo que ya fue; las sobras de un vagabundo que, en algún momento, tocó el cielo y la fama, alimentó su codicia sucia y enferma. El dinero limita y te invita a vacacionar. Mejor que una oficina. Dejar de calificar. Ser, nada más. Estar. Gracias por estar; gracias porque existo. Estoy y no estoy al mismo tiempo. Es decir, me gusta escribir a solas para que nadie me lea en una plataforma universal como es internet. O sea, buena onda. Para qué tener mala onda si, al fin y al cabo, todos morimos para darnos cuenta que somos eternos. Creo eso y fe contigo Dios. Miro mi interior vacío, pero lleno de paz y felicidad. Por último, no soy cobarde, porque me atrevo a decir lo que callan otros y a pensar lo que todos dicen. Soy la ironía que camina hacia arriba; el sastre que te viste con telas de sedas humorísticas. Nací cuando morí, porque tal el monje se ilumina en el Tibet, así me siento cuando en el campo descubro la playa de mi desierto.

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Tender al equilibrio

Finalmente, qué soy. No lo sé. Sé lo que quiero ahora: escribir. Más rato no sé. O si sé, pero dudo. Dudo lo que mejor callo. Los rollos son películas mentales que no te dejan avanzar. Me estanco en laberintos mentales. Simplemente, palabra clave: desapego. No soy frío. Dejo que la pasión me domine. Vuelvo al retorno. No supero la Ley del Péndulo, porque como geminiano siempre me voy de un extremo a otro. El otro día me dijo un mendigo: "Hermano, no te enrolles tanto. Vive, porque o si no, serás un muerto en vida". Aunque sea más consciente que otros, me falta vivir más. Me falta tener más experiencias. Respiro cuando sé que debería llorar. Trabajo en un sistema. No soy solo. Soy con otros, pero no dependo de ellos. Los miro y me río de lo absurdos que son. Lo malo, es que vuelvo a ellos cuando los necesito. Si como dice Kundera el origen de todo miedo es el provenir, cabe indicar que soy alguien atrapado en la ansiedad "futurera". Sí, inventé palabra nueva. Qué importa. Además, me gusta jugar con eso. Este momento es el más bello. Es el último antes de otros millones antes de morir. Viento corre que corre. Me refesca. La ventana me gusta. No me sofoca para nada. Mejor acepto la incertidumbre y la impermanencia. Tiendo al equilibro, pero nunca lo consigo. Vuelvo a tropezar con la misma pierda, el eterno retorno de mi mismo flagelo. Pero, ¡Stop! Puedo parar eso. Simple: no me identifico con ninguna circunstancia externo. Fin. Ojala fuera así de simple. Vivo sin pensar y pienso sin vivir. No soy ni lo uno ni lo otro. El divergente, no detergente. El distinto, el que no le gusta adaptarse, aunque es el que más sabe de eso. Soy la sombra de mi propio fantasma. Me oculto en roles que no me competen. No me importa clasificarme ni encasillarme. Vivo y punto. Total el equilibro permanente no existe, ¿O sí? Bueno, el resto de mis días averiguaré como ser equilibrado para siempre. Cuando alcance la iluminación consciente de mi propia onda gravitacional.

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