martes, abril 13, 2010

El deber de no deber


Como la vida se apagaba en ti, un antes de partir querías. Nada te quedaba, sólo poseías tus convicciones morales. La bella morosidad aparecía ante ti, con cara de erario, por eso, cada jornada intentaste saldarla. Una mañana, yendo a la rutina, los cuerpos bloquearon el futuro. Aún así, desesperada tu vejez enferma, pidió espacio para desprenderse de la atadura. El movimiento del vehículo, alentó tu deseo al punto de la ebullición realista: tenías esa deuda pendiente…De pronto, el “perdonazo” emanó de ella y tu existencia dio un giro de 180º. Mirando hacia el infinito, jamás volviste a pasarte rollos.

No hay comentarios.: